Ficha ¡Vaya un fugitivo!

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Críticas de ¡Vaya un fugitivo! (1)


Mad Warrior

  • 14 Oct 2022

4



Escapa imitando a Harrison Ford como puedas, y huye del autobús, y esquiva el tren maligno, y sobrevive a la caída en la presa, y lucha contra terroristas chiflados y peligrosas mujeres fatales, y todo eso y mucho más...
Como él puede, porque para eso es un héroe de los mocasines al cabello blanco, ese que nunca se despeina aun habiéndose enfrentado a todos esos peligros.

No hablo de Harrison Ford, no, sino de otro mucho más grande que él y que todos los héroes de acción. ¿Por qué si no iba a acercarme yo a un producto con tal hedor a cutrez como ¨Wrongfully Accused¨?, que ya sólo al escuchar el título se me remueve todo por dentro? Por Nielsen, porque se hace de querer pese a aparecer en las cosas que eligió aparecer, pero los que conocemos esas cosas sabemos lo que nos vamos a encontrar, del mismo modo que aquél que se pincha un disco de AC/DC o deja la televisión en LaSexta; sabe lo que va a ver y escuchar: lo mismo, inamoviblemente, pero aun así lo acepta.
El bonachón canadiense seguía en su línea de expandir su carrera como actor cómico, incansable; ahora se pone a las órdenes de Pat Proft, uno de los guionistas clave del cine de humor de los 80 y por supuesto gran colaborador del trío Zucker/Abrahams/Zucker, en el que sería su primer y único largometraje como director, curiosamente coincidiendo aquel 1.998 con las otras comedias ¨Mafia¨ y ¨Baseketball¨, de sus viejos colegas Abrahams y David Zucker, y quizás pretendiendo capitalizar el éxito de la estrenada sólo tres meses antes ¨U.S. Marshals¨...

Pero ¨Wrongfully Accused¨ va un poco más atrás recuperando a ese doctor que sorteaba infinidad de amenazas para esclarecer el asesinato de su esposa y limpiar su nombre, el Richard Kimble de la celebérrima adaptación de la legendaria serie televisiva homónima (donde, cosas de la vida, llegó a aparecer el mismo Nielsen, en su época de actuaciones en la pequeña pantalla). Ahora él es quien deforma dicho personaje como Ryan Harrison (qué bien pensado, sr. Proft), un aclamado músico y atrapado en una intriga de misma premisa pero con víctima masculina.
Su presentación al frente de la orquesta, como no podía ser de otro modo, resulta antológica, y una buena muestra de que, pese a tener ya 72 añazos, no le falta un ápice de energía. Tampoco faltan los rostros conocidos y aquí empiezan a sobresalir los de Melinda McGraw y la todavía muy sensual Kelly LeBrock, de mujeres conspiradoras, pero en dos personajes que, como la propia trama, irán perdiendo gracia hasta degenerar en una aún más fea caricatura de lo que ya son al principio; Proft copia el estilo de sus compañeros y se recrea en ¨gags¨ estrafalarios, ruidosos y continuos que no dejan pasar el oxígeno entre toma y toma; y acaba uno extasiado al final de una secuencia...

Éstos, vehículo para el protagonista, se suelen ejecutar con poco ingenio y haciendo mofa y befa de películas o series en concreto, más o menos de esas fechas (desde las simpáticas referencias a ¨Sospechosos Habituales¨, ¨El Halcón Maltés¨, ¨El Imperio Contraataca¨, ¨El Diablo sobre Ruedas¨ o ¨Con la Muerte en los Talones¨ a otras un tanto cochambrosas y arbitrarias (las de ¨Los Vigilantes de la Playa¨, ¨Misión: Imposible¨, ¨Titanic¨, ¨Braveheart¨ o ¨Anaconda¨, por nombrar unas pocas) ). Lo importante de todo es que al guionista/director no le importa un comino la trama.
Sencillamente porque sus sorpresas nos las va desvelando en boca de los personajes antes de que éstas aparezcan en pantalla, y en su desarrollo, donde se hace un lioso remedo de ¨El Fugitivo¨ y otros títulos de Ford (¨Juego de Patriotas¨, ¨Peligro Inminente¨), Nielsen regresa al carácter y los ¨tics¨ de su famoso Drevin de ¨The Naked Gun¨ (incluso se nos obsequia/tortura con unas escenas de amor entre Harrison y Cassandra que son las mismas que las del famoso teniente y Jane). Lo interesante es que Proft, cuando uno menos lo espera, también demuestra habilidad para chistes más sutiles y no tan basados en lo evidente y burdo.

No son lo que distingue a éste y otros films del estilo, desde luego, pero sí son los que un servidor prefiere recordar, sinceramente (por ejemplo el guardia del autobús haciendo de azafata, el coche que los marshals dejan sin el freno de mano, los flashes del ¨flashback¨ que obligan a Nielsen a ponerse las gafas o la periodista de las noticias que queda sin voz cuando el anterior quita el sonido de la televisión). Ingenio basado en la sutileza de lo absurdo es el que exhibe ese fabuloso Richard Crenna en su exageración del Gerard de Tommy L. Jones (al que sin duda podría haber interpretado).
Y sobre todo durante sus interminables y trabalengüísticos diálogos, en contraposición al humor más físico de Nielsen; su buena combinación en la película (y no la de las féminas y el protagonista, pues carecen de química por todas partes) es una de las mejores bazas. Pero el director no lo aprovecha bien, era de esperar; llegando a los últimos cuartos se entrega al aumento del delirio, los giros confusos, la destrucción del carisma de los personajes (que ya era poco), los chistes cada vez más injustificados y ese largo etcétera típico de estas producciones.

También era de esperar que, a finales de década, algo como la presente no obtuviera un gran éxito de taquilla, y es que este cine estaba ya en su fase moribunda, hasta que no lo renovaran, de una manera mucho más grosera y juvenil, los hermanos Wayans al principio de la década siguiente...
Si para mí, de entre todas, hay una escena para recordar por siempre, es el viaje que Nielsen pasa en ese coche que no deja de saltar, y los segundos posteriores, saliendo de él entre espasmos; ¡qué gran actor del ¨slapstick¨! Si hay una escena para olvidar, de las muchas que a uno se le ocurren, es todo el final: repetitivo, tedioso, vergonzosamente estomagante...y sin gracia.



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